22/4/07

Viajando (otra mirada)

Escrito por A. (bajo "alias"), el 11 de Octubre de 2005


¡Qué distintos son los mismos viajes según con qué ojos se miren!

Para usted un Mojacar-Almería es algo así como un viaje de la irreal, inestable pero feliz soledad a la sosegada y prometedora rutina urbana, pasando por el olvido.

En los últimos años he hecho ese viaje varias veces, en un sentido y en otro, y nunca he sido capaz de sustraerme al influjo de ese mágico desierto que es el Cabo de Gata que la autovía bordea alejándose tierra adentro quizá por temor a descubrirla. Mis ojos y mis pensamientos son otros, son distintos a los suyos, por mucho que sean las mismas carreteras, los mismos baches, las mismas curvas y las mismas montañas las que atravesamos. Si son diferentes nuestras vidas, necesariamente han de ser diferentes nuestros viajes aunque algunos sentimientos sean compartidos.

Para mi ese trayecto se podría definir como "del triste paraiso perdido a la feliz infancia inolvidable pasando por los cantos de sirena del Cabo de Ulises.

Yo conocí Mojacar, Garrucha, Vera... cuando aquellas costas no sabían apenas lo que significaba la palabra ladrillo. Todo un mundo que quedaba por descubrir para cuando llegara el momento. Y cuando llegó, a esos pueblos ya no los conocía ni la madre que los parió, se perdieron antes de que yo pudiera recibir su llamada de auxilio.

Dirigirse a la ciudad, como bien sabe, es caminar hacia tantos recuerdos felices de la infancia. Pero el recorrido quedaría cojo si nos olvidáramos de esa tierra intermedia que me reclama como lo hicieron las sirenas a Ulises invitándole a naufragar, ese gran cabo que me recuerda que podría sucumbir algún día como ya lo hicieron las tierras situadas al norte y que sería imperdonable que nuevamente las dejara morir sin extraer de su tierra inhóspita tanto néctar como esconden.

Serán paparruchas y tonterías, pero nadie me puede negar que al menos yo lo siento así.



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