23/4/07

Recorriendo La Alcazaba

Una vez traspasada la torre albarrana que hace funciones de entrada, nos encontramos con la Puerta de la Justicia, levantada en época nazarí que consta de dos partes: la Torre y un patio adosado. A través de un recodo, que dificultaba el acceso a los atacantes y el uso de arietes, alcanzamos el primer recinto de la Alcazaba, hoy ocupado por los jardines e invadido del azul violáceo de las alhucemas y que antaño, como han descubierto las excavaciones realizadas durante las obras de remodelación, constaba de dos barrios de viviendas y un cementerio. Hoy solo queda visible un aljibe y el pozo de una noria que abastecía del agua que corría 70 metros más abajo.

Puerta de la Justicia



Jardines de la Alcazaba. Y aunque en estas tomas no se puede ver, cuando las fuentes están en funcionamiento el agua corre desde una a otra, brincando por el canal que corre entre los escalones...



Alhucemas entre las viejas piedras.





Los restos de los aljibes:



Si uno se sienta en los escalones y mira hacia el vasto horizonte puede contemplar el puerto, donde los barcos van y vienen, cruzando entre ambas orillas del mar de Alborán, de Almería a Nador, o a Melilla. O los pesqueros que salen a faenar y llenarán la lonja por la tarde. Puedes convertirte, por un segundo, en una muchacha llenando sus cántaros de agua en el aljibe, o en el vigía que hace guardia sobre las almenas del muro meridional, o en la vieja que se afana en los pucheros, o en el artesano que teje el esparto.

Tal vez, por un instante, uno se escapa a un mundo que, no solo no existe, sino que tal vez no existió jamás. El mundo de los cuentos de las Mil y Una Noches. Pero la gente humilde tenía entonces una vida dura, tal como ahora, al pie de la muralla y de la casa del gobernador.

Al extremo oriental se alza el Baluarte del Saliente, a cuyos pies se extiende la ciudad moderna y que mira hacia Cabo de Gata, las Salinas y el Faro. Desde las almenas de ese lienzo de muralla se puede observar el intrincado laberinto de callejas y algunos edificios emblemáticos, entre ellos la Catedral-fortaleza, cuyo sobrio y fortificado exterior alberga un hermoso templo. La Catedral -de la cual hablaré algun otro rato- se empezó a construir en 1524 sobre las ruinas de la Mezquita Mayor, derribada un par de años antes por un seísmo que afectó a gran parte del arrabal de la Musalla (el oratorio) situado a Levante de la fortaleza.





Después la muralla gira la vista hacia el norte, desde donde una muralla adicional, construida en el s. XI, en tiempos de Jayrán (y así se llama), atraviesa jalonada por sus torres cuadradas el barranco de La Hoya hasta alcanzar el Cerro de San Cristóbal, uniendo así los dos espacios más estratégicos de la ciudad. Este lienzo de muralla es el que mejor se conserva, ya que se encuentra en una zona que no afectó la expansión urbana. Se conservan en lo alto del cerro las torres almohades, junto a la estatua del Sagrado Corazón, y también algunas torres cristianas de piedra. Luego, la muralla descendía hasta la Puerta Purchena, pero esa parte fue derribada para poder ampliar la medina. En aquel entonces protegía las tierras de labor, hoy el Barranco de la Hoya es un espacio destinado a un Centro de Aclimatación de Especies Sudafricanas.





Allá por el siglo XIV la Alcazaba debía presentar un aspecto impresionante -todavía hoy lo conserva- con sus murallas de tapial de mortero enlucido de cal, que le otorgaban un color blanco, destellante bajo el sol permanente de estas costas, y que la hacían visible en su magnificencia desde la lejanía.


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