Escrito por A. (bajo "alias"), el 29 de Sep. de 2005
... y como muestra de mi buena voluntad aquí le copio lo que escribí en otro lugar por miedo a "mancharle" este tema.
DÍAS DE MIGAS Y LLUVIA.
Eso de las migas era antes, cuando el tiempo era tiempo y Almería era Almería, cuando tan solo llovía tres veces al año (vale, llovía barro, pero llovía).
Recuerdo aquellos maravillosos veranos que pasé en mi niñez en Almería. Nos juntábamos los 9 primos en el callejón donde vivíamos para limpiar el SEAT 1500 de mi Tío Pepe, blanco, el coche no mi tío, que también.
Bueno, a lo que íbamos. Era nuestra faena un primor. Nueve niños, 18 manos sacando brillo a la chapa, a las ruedas a los plateados del parachoques o los faros.... Cuando el coche de mi tío quedaba de lujo, casi de estreno, se cubría el cielo y caían cuatro goterones de barro que arruinaban por completo la faena de toda la tarde.
Al menos, para cumplir con la tradición, comíamos luego migas y el cubo de coquinas que habíamos cogido con paciencia en las playas de Cabo de Gata.
Pero claro, esos eran otros tiempos, cuando llovía poco y mal, cuando no había sin embargo sequía, cuando el agua de grifo en Almería tenía un sabor aún más repelente que ahora, cuando la ciudad se teñía toda ella de rojo sobre blanco por culpa del mineral que traían los vagones de tren y cuando Almería entera apestaba a la celulosa... pero esas son "otras historias".
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