23/4/07

La Alcazaba - El nacimiento de la ciudad

Allá por el año 711 en la costa norteafricana, un tal Tarik, lugarteniente del gobernador de Tánger, cruza el estrecho con novecientos hombres, planta pie en la Roca y se extiende península arriba hasta conseguir en cinco años convertirla en plaza islámica.

Algo después, en lo que hoy es Irak, una "pequeña" discusión entre los herederos del Profeta acerca de quien debía gobernar a los creyentes alcanza su punto álgido con el exterminio casi absoluto de la dinastía Omeya.

Pero solo casi. El último omeya, Abderrahman I, alcanza en 756 las costas de la península y ocupa Córdoba, estableciendo una dinastía que gobernará las tierras de Al-Andalus durante casi un cuarto de milenio.

Algo debían tener los Omeyas, porque también los herederos de Abderrahman tienen sus problemitas. En Córdoba se levantan los mozárabes. Un siglo después los normandos empiezan a dar por saco y allá por el 879 Umar ben Hafsun se alza contra el emirato.

Es el momento de otro Abderrahman: Abderrahman III, quien se proclama Príncipe de los Creyentes y se independiza de Bagdad, comenzando así el Califato Cordobés.

Y es precisamente a Abderrahman III a quien la ciudad de Almería le debe su nacimiento, hace ahora algo más de un milenio.

Fue en el 955 cuando el califa ordena la construcción de una fortaleza en el lugar donde solo existe una atalaya protegiendo el camino de Pechina, la Bayyana musulmana. Así, la Al-Mariyyat al Bayyana ve alzarse su Alcazaba, levanta una muralla defensiva que rodea el pequeño núcleo de población existente y, por fin, una mezquita, elemento básico en cualquier ciudad musulmana.

Al-mariyyat al Bayyana fue un esplendoroso puerto musulmán durante algo más de un centenar de años, pero será mejor que no adelantemos acontecimientos.

Desgraciadamente no quedan muchos restos del esplendor musulmán, y eso no es debido únicamente a las guerras ni al expolio, sino también a los seísmos que en algunos momentos de su historia han sacudido la ciudad, que está situada en una zona geológica pelín conflictiva. No solo tiene el mar como frontera, sino los bordes de la placa tectónica que corre bajo las aguas del Mediterráneo... amén de que hace eones fue zona volcánica.

Sin embargo, la muralla ha resistido bastante los embates del tiempo y las sacudidas de la tierra. Aunque un enorme lienzo fue derribado a mediados del XIX para abrir la ciudad, que necesitaba crecer y se veía limitada, justo donde hoy está el Paseo de Almería.

He subido a la Alcazaba rodeando la Plaza Vieja, que hoy está en obras, y trepando por las empinadas callejuelas del barrio que se asienta en su ladera, con terraos donde la ropa se tiende al sol, y se crían palomas. Pescadería, La Chanca, los viejos barrios de casas como cubos de colores, barrios de gente humilde que se han ido derrumbando entre miseria y droga, las pestes de cualquier época y, en este caso, de la nuestra, que se han ido convirtiendo en marginales, abandonados de los cuidados mínimos imprescindibles para mantener la dignidad.





Una vez cruzada la entrada, una empinada escalinata de piedra trepa en zigzag hacia la Puerta de la Justicia, protegida por la Torre del Espejo.





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